“El graffiti es malo”, “el graffiti es un
delito”, “es delincuencia”, son algunas de las afirmaciones que una gran parte
de la sociedad tiene tatuada en el cerebro (o programadas en la mente).
El Graffiti tan rechazado y para mi tan
fascinante. Cada graffitero sabe por que
y para que lo hace, sin embargo, encuentro un punto clave que parce ser desafiante
para la sociedad. Un punto que viene a retar al sistema de una forma implícita
pero funcional. No estoy hablando de graffiti protesta únicamente, me refiero a
toda la práctica del Graffiti en general.
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Empecé a pintar graffiti a los 19 años porque
me gusta la sensación de libertad junto con la adrenalina que se siente al
rayar un muro. Fue amor a primera raya.. me volví adicta. A mi familia le
parecía terrible que me gustara tanto pintar con aerosol y en la escuela los
maestros me catalogaban de inmadura y problemática.
Es mas que normal sentir que la mayoría de
las personas están en contra del graffiti, y siempre habrá quien te diga lo mal
y perdida que estas.. en especial cuando
uno esta empezando. Pero es parte de la diversión ¿es lo que queremos, no? Desafiar
a la autoridad y gritarle en la cara, ¡Yo hago lo que quiero y tu no me
controlas! Porque inconscientemente se sabe que este control social existe y
conscientemente nos revelamos ante el.
El “sistema” por así llamarle a este monstruo
que esta sobre nosotros, controla con los medios de comunicación a la mayoría
de la gente. La gente no piensa por si misma, sino que piensa, hace y dice lo
que la televisión, periódicos y revistas le venden como aceptable. En una
sociedad donde desde niño te ridiculizan por salirte de lo establecido, es
normal que cualquier destello de libre pensamiento sea satanizado y castigado. Y
en lo personal, la forma que me encanta para salirme de lo establecido es por
supuesto haciendo graffiti.
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La mayoría de las veces que estoy pintando un
muro incluso cuando es de forma legal, me sucede que la gente pasa y dice toda
clase de comentarios. Comentarios como “ya parece cárcel aquí”, “por eso
estamos como estamos” , “tan bonita y rayoteando” , “mejor ponte a estudiar”
etc… y no importa que tanto me pueda esmerar en hacer un buen muro, la sociedad
siempre hará una ridícula catalogación de que lo que estoy pintando es malo porque
está hecho con aerosol. Muy diferente a cuando se pinta algo con pincel por
ejemplo.. entonces puede estar horrible y a todo el mundo le encanta, porque la
gente no sabe lo que quiere y esta esperando a que el sistema se lo diga.
Entonces… pasa un niño tomado de la mano de su mama y la mama me mira con cara
de indignación porque “es graffiti y es
malo” y el niño se detiene y dice “¡mira mama que bonito!” Ella mira el muro,
se atreve a reflexionar y piensa nerviosa “creo que si… creo que si tal vez es
bonito…” y sucede un corto circuito en su cerebro, porque cree que es bonito
algo que debería desaprobar y ahora le esta gustando algo que “no esta bien” y
entonces yo me rio y pienso “felicidades, estas aprendiendo a ser libre”.
Me encanta hacer graffiti, me encanta pintar
un muro y me encanta usar el aerosol… desafiar al sistema, burlarme de el… Ese placer
de crear un conflicto interno en la mente de quien acepta ciegamente lo
establecido y la satisfacción de que con un muro puedes cambiar la perspectiva
de una persona.
Por Pris Wallpapaer /Chulas Klan